La Generación 2.0

Somos de una generación sin identidad, hemos sido testigos de todo y conejillo de indias de la modernidad. Somos esa generación que sabe que una computadora puede ser una 286, que se maravilló con el primer Windows (y a color) que trasladaba sus archivos en diskette, y tener 1 Megabyte de espacio para información era “un montón.”

Somos de la generación que pasó de ver televisión en blanco y negro a color, que no conocía la tv  por cable, que ajustaba las antenas para captar alguna de las pocas emisoras locales y cambiaba de canal con perillas. Con el tiempo vimos crecer a los televisores en volumen, hasta volverse obesos en proporción al ancho y alto de pantalla.

Somos de esa generación que jugaba en la tierra, en el parque y con los amigos; generación que envidiaba al vecino del barrio que tenía un Atari; generación que vio nacer a Mario Bross, que mataba patos con su Nintendo y juntaba su mesada para gastarla en el “vicio”, como le decía mi madre, para jugar Top Gear o Street Fighter.

Somos de la generación que conoció el internet conectándose desde casa en las noches para que no explotara la cuenta del teléfono, y se emocionaba con el pitido característico del modem al conectarse; somos esa generación que navegaba en Altavista, en Yahoo, y creaba su primer correo en Hotmail; somos de esa generación que llenaba las cabinas de internet, que aprendió a chatear en el Comic Chat, en el Mirc y en el elitista ICQ.

Somos la generación que conoció el Motorola Tango, que pagaba y mantenía un plan de llamadas altísimo y que fue testigo de ver a los celulares encogerse y convertirse en cuadraditos multifuncionales parecidos a tabletas de chocolate; somos la generación que re-usaba una cinta del Betamax o VHS y rebobinaba sus casetes con un lapicero, y que no soñaba siquiera con tener algo parecido a Youtube lleno de contenido disponible 24/7.

Somos la generación que ha provocado todo, que ha comprando por internet por diversión, solo para comprobar si era cierto, que aun servimos de conejillo de indias para afinar la tecnología. No somos como la generación de nuestros padres y abuelos que rechazan la modernidad, que enfrentan con desconfiada precaución los avances tecnológicos y prefieren conservar sus añejas costumbres.

Somos la generación que está en el medio, que mira atrás con nostalgia una vida manual, básica, una vida 1.0; tan humana y real. Una generación que mira adelante y ve en el futuro una vida automática versión 3.5.2, casi irreal, futurista, totalmente virtual.

Somos ese target de mercado nostálgico, el que comprará los Long Play para coleccionarlos; los que aun no nos acostumbramos a leer en una Tablet, los que decimos que en los libros convencionales se disfrutan no solo los textos si no la textura de las hojas, los olores de la tinta, de la cola; los que aun tenemos miedo de poner nuestra tarjeta de crédito en una página en internet; los que aun no sentimos real el saludar a los amigos por redes sociales; los que necesitamos el contacto físico para comprar un boleto de viaje; los que aun pensamos en enviar una carta o una postal.

No somos como esa generación que nos viene arrasando, que no entienden nuestra confusión, como tampoco entenderán como nuestras generaciones podían leer una revista, que no concebirían su vida sin un internet de alta velocidad; son los que perciben como cosa común un televisor aparentemente anoréxico, cada vez más grande, cada vez más plano, cada vez más funcional. Los que nunca sabrán qué es recortar una lámina para hacer la tarea y en su lugar llevarán computadoras a clase en vez de cuadernos. Son ellos quienes viven en un mundo realmente globalizado, que pueden ver en vivo a sus artistas por Live-chat; que pueden obtener información, productos, amistades en otros idiomas, países y traducirlas en tiempo real; una generación que tendrá el espacio para ser, decir y hacer lo que considere desde un terminal descansando en sus muslos o en la palma de su mano.

Somos la generación que inventó el e-comerce, que ha creado el social comerce, que ha insistido en alejarse del contacto físico para probar el virtual, que al final decide no ir a tu fiesta y se contenta saludándote por Facebook porque es más cómodo a pesar de la falta de contacto físico; somos la generación que está cansada (según la generación anterior), que quiere hacer todo desde casa para tener más tiempo en una ciudad cada vez más grande, con trabajos cada vez más exigentes y poder consumir la creciente cantidad de contenido global disponible.

Somos esa generación que ha creado un monstruo, y moriremos sin saber si fue uno bueno o uno malo, que lo hemos dejado en manos de gente que conocerá nuestra nostalgia como historia y no en vida real; somos de una generación que está en el punto medio entre lo que fue y lo que será, sin identidad, solo con vagos recuerdos y nostalgias infinitas de cosas que no regresaran.

Somos en fin la generación perdida, una generación de tránsito, un experimento global. Somos una generación que se hace cada día más vieja y quien sabe, cuando terminen nuestras opacas vidas reales y nuestros nietos quieran recordarnos, no irán al cementerio, sino que se sentarán ante una imagen de millones de coloridos píxeles sobre una aséptica y brillante urna virtual.

  6Comments

  1. Miguel Angel Vásquez Rodríguez   •  

    Excelente, me ha gustado mucho este trabajo tuyo Claudio, dice muchas cosa ciertas en pocas lineas de una manera frontal e inteligente. Muy bien hecho, un abrazote!!!

  2. Gretha   •  

    Qué buena nota Claudio!!!!!!! Felicitaciones. Me voy a permitir compartirla

  3. Jose Planas   •  

    impecable el post! me hizo acordar de muchas cosas….

    PD.
    «monstro» es mounstruo no? :p

    • Claudio Morgan   •     Author

      gracias mi estimado Jose, y si, en realidad es «monstruo», ya ta arreglao 😉

  4. Arely   •  

    Hola Clau, has descrito de forma perfecta cosas que creia pero no me atrevia a explicar. Te felicito por la nota y tambien la comparto.
    PD: me quedo en espera de mi postal.

    • Claudio Morgan   •     Author

      🙂 te la mandarè

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