Redención – Cuento

En la tierra les decimos almas gemelas, algunos nos llaman almas compañeras y un sinfín de nombres que intentan definir en palabras lo que es divino, pero tú y yo sabemos lo que realmente es… esta vez nuestro “juego” será un poco más avezado, tendremos que idear un reto nuevo, una prueba más que estoy seguro nuestras almas sabrán sortear como ya lo hemos hecho

– ¿Qué tienes pensando? – dijo ella con un tono de complicidad e intriga

– No lo sé aun… – contestó él y se quedó pensando sobre el futuro – pero ha de ser algo que sea la prueba que nos gradúe en el mundo de las formas…

Aquí, donde el tiempo no existe, donde vivir es un constante aprendizaje todo pareciera ser muy simple, y quizá por poner en prueba nuestras virtudes es que escogimos nacer en el planeta tierra. La tierra no es un planeta cualquiera, es la escuela de escuelas, es el único lugar donde puedes experimentar el libre albedrío y si no lo sabes administrar puedes perder mucho, y si lo sabes podrás ganar mucho aprendizaje, trascender rápidamente en lo que podríamos llamar la carrera de la vida, la verdadera vida: la vida del espíritu.

Las reglas de juego son simples, antes de nacer tienes la opción de escoger que quieres conquistar en el mundo de formas humanas, tienes la opción de seleccionar al detalle todo lo que crees necesitar para conquistar lo antes descrito, puedes seleccionar donde nacer, la familia en la que crecerás, el sexo que tendrás y los obstáculos que debes superar, el único requisito es no acordarte de nada… Solo tu intuición y el grito silencioso de tu alma deben guiarte hacia tus metas, el reto es luchar contra tu libre albedrío que te guiara, si no lo sabes controlar, lejos de tus metas iniciales…

– ¿Y si no nos encontramos? – preguntó con lo que algunos describirían como miedo

– No habremos cumplido nuestro objetivo

– Pero… pero…

– Tranquila – interrumpió él – ya hemos pasado muchas cosas juntos, ¿tú crees que esto representaría un reto?

Ahora solo faltaba armar el caso, el “juego”, las metas a conquistar y los obstáculos que uno mismo se pondrá para lograrlos, el Consejo Karmico evaluará si es factible y tendremos otro pase para vivir en la tierra. Conquistar el mundo de las formas en un esquema global es la graduación final, pero naceremos en una era donde florecerán nuevas tecnologías y el mundo se sumergirá en lo que llamaremos globalización, naceremos en la misma época, a miles de kilómetros de distancia, y cada quién por separado conquistará una serie de retos, se llenará de una serie de experiencias antes de siquiera conocernos… no menos de 30 años humanos

– Pero… ¿tanto tiempo? – reclamó ella

– ¡qué más da! – increpo él – 30 años humanos es un suspiro en nuestro tiempo no tiempo

– Nos haremos mucha falta – reflexionó ella.

– Si… pero piénsalo así, eso será un aliciente para cuando nos reencontremos sepamos que estamos destinados el uno al otro.

Muchas cosas podrían fallar, el libre albedrío nos podría llevar por caminos que más allá de no tenerlos planeados los tenemos bloqueados, para cuando cumplamos treinta si no nos hemos alineado con la energía que guía nuestro ser podríamos estar casados por ejemplo, o peor aún alejados de nuestros propósitos y hundidos en menesteres de un humano alejado de la conciencia, podríamos dejar arrastrarnos por las tentaciones mundanas, la droga, la codicia o hasta quien sabe haber muerto…

– Temo que el reto sea muy fuerte para no cumplirlo

– No tienes que temer – respondía él con voz suave, pese a que sabía, y compartía, los retos a que se enfrentarían – si no ¿Cuál es el propósito de hacerlo?

– Conquistar retos, superar nuestras debilidades

– ¡Correcto! El amor que es solo amor vivirá por siempre, pero no podremos graduarnos y enseñar a otros que se puede hasta no lograrlo nosotros primero.

No hay maestros que influyan en tu actuar, solo son guías que muestran el camino, pero eres tú quien decidirá si lo hace o no, ese es el “plus” de este mundo, de este planeta llamado tierra. Sabemos que la vida nunca acaba, el tiempo no tiempo es una forma de vida, pero allá en la tierra viviremos (una vez más) aprisionados en reglas de tiempo, en darle más valor al pasado que nunca regresará y atrapados en la idea de un futuro que aún no ha sucedido, la tarea primordial para ambos será conquistar el “hoy”, disfrutar del presente y solo lo conseguiremos conquistando nuestro sentido de libertad, sabiendo que el mundo de las formas es un ejercicio para el alma, para el alma que nunca muere, para la vida que nunca acabará…

Encontrarnos ayudará a transitar este episodio, ayudará a que juntos podamos sembrar en nuestra comunidad esa instrucción de esperanza para quienes viven atrapados en este planeta y perdieron contacto con la conciencia, con lo que es realmente importante, pero si, y solo si, si salimos primero, por separado, del hueco donde caeremos para salir victoriosos.

– ¿Y si no salimos?

– Perderemos una oportunidad

– …

– ¿realmente crees que no saldremos?

– No – dijo rápidamente – no lo creo, es solo una posibilidad

– Una oportunidad diría yo, una nueva oportunidad de crecer juntos

El calendario humano está cerca de llegar al año 1980, dos madres separadas por miles de kilómetros están embarazas, sin que aún lo sepan, de un varón y una mujer… el mundo, como siempre, sigue en busca de un rumbo consensuado, luchando por el orgullo y la soberbia de unos cuantos líderes.

Una marcha mundial ha cambiado un orden y proclama paz, otros luchan por un pedazo de tierra pero todos buscan conquistar sus propias batallas, y es que el humano nunca ha sabido que quiere, aunque todos sabemos que somos, siempre tendremos la duda de quién podemos llegar a ser… Han pasado más de 30 años humanos, la tierra parece otra, las generaciones se mezclan en una realidad sin sentido que los una, la tecnología ha invadido el mundo, la nueva era ha comenzado, al parecer la conciencia está llegando al colectivo humano…. Y, siguiendo el orden perfecto de las cosas ella y él se han encontrado, ella sigue pensando que es una casualidad, él sigue creyendo que las casualidades no existen, es la forma en que Dios permanece anónimo.

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