El Hombre que soñaba al revés – cuento

Aquel día Don Octavio se levanto con la extraña sensación de que nada de lo que suceda podría ponerlo de mal humor. Desayuno con una rara sonrisa dibujada en su rostro, despidió a su hija al colegio y se fue a trabajar simplemente feliz. Ya sentado frente a su escritorio se dio cuenta de lo poderoso de su estado de ánimo, todo aquel que paso a su costado se sintió contagiado de su alegría y lo saludo amenamente.

Se encerró un rato en su oficina, si bien sabía que su estado anímico provenía de un sueño, no recordaba con exactitud que es lo que había soñado. Empezó a desechar tanto pensamiento le rondaba en ese instante por la mente y no tardo mucho en recordar por completo lo soñado: No era un día cualquiera en el trabajo, pues el clima estaba fresco en pleno verano, y él  continuaba sumergido en su cotidiana ruma de papeles, cuando vio cerca a su escritorio una mujer que le llamo la atención por lo guapa y delgada que era, esta a su vez se mostró bastante tímida y vacilo un buen rato para acercarse. Don Octavio la observaba con curiosidad cuando ella levantó la mirada, se acerco tímidamente y le dijo con voz dulce que lo felicitaba por el trabajo que hacia, que si no fueran por esos «simples papeleos» como él los solía llamar, ella estaría en un gran lió.

Nunca nadie felicito a Don Octavio por su trabajo, y él se sintió bastante halagado aunque haya sucedido en un sueño, fue tal la emoción que sintió por el reconocimiento soñado que aquel día, desde que despertó, hizo todo alegremente.

Cerca de medio día, enfrascado en su rutina, levanto la mirada entre la ruma de papeles y vio una mujer que le llamo la atención por su gordura, era extremadamente gorda y se notaba que estaba alterada, miraba con odio los escritorios y cuando diviso el de Don Octavio se acerco sin vacilar mientras él la miraba aterrado. No bien llego hasta donde Don Octavio se encontraba le dijo que era un inepto bueno para nada, que un mono de la NASA podía hacer mejor esos papeleos tan simples y si acaso tenia idea en el soberano lió en que la había metido. En ese momento llegó el supervisor de área, alertado por el escándalo que hacia la mujer, tardo en convencerla para que se tranquilice, se la llevo hacia otro ambiente mientras ella seguía insultando y gritando por tan groso error, dejando al pobre Don Octavio bajo la mirada estupefacta de toda la oficina, ese sin duda fue el peor día de su vida, comenzó tan alegre y termino tan triste, tan humillado.

Ya en su casa aun no se reponía del mal día, su hija se percato del rostro de su padre, y por más esfuerzo que hizo no logró re animarlo.

Don Octavio se encerró en su habitación y solo cuando logro estar en paz con sigo mismo logro anidar el sueño con el suceso del día, le causo gracia que el sueño fuera exactamente lo contrario a lo que ocurrió, por un momento pensó en que era una de esas inexplicables coincidencias

Un par de meses después Don Octavio le comento a un compañero de oficina un sueño que lo puso intranquilo, había soñado paseando con su hija en un coche una tarde de domingo cuando este de la forma más tonta choco contra un árbol, estaban aparcando frente a su casa cuando sucedió, el chofer no calculó bien la distancia de la vereda y a solo diez kilómetros por hora la subió y se detuvo contra el árbol, ya bajando del vehículo se dio cuenta que la leve colisión no produjo más que un rasguño en la pintura, al ir a buscar a la hija la encontró desmayada y sangrando, la llevo de urgencia al hospital y los médicos le informaron de serios daños físicos producto de un impacto muy fuerte, en ese momento se despertó, aterrado, empapado en un sudor frió, de esos típicos de una pesadilla, la angustia de ver a su hija herida, no podía creer aun que un accidente tan leve la haya puesto en ese estado. Es solo un sueño, le repetía su amigo, es solo un sueño, pero Don Octavio tomo las medidas del caso, desde aquel día pedía sumo cuidado a cuanto auto abordaba y pedía al chofer prudencia para manejar.

El domingo llego, y como de costumbre Don Octavio y su hija fueron a la casa de los abuelos, ya de noche tomaron un taxi para regresar a su casa y volteando la ultima esquina apareció embalada una camioneta que los estrello brutalmente, el auto dio dos vueltas de campana y termino estampado en un árbol justo frente a su casa. Don Octavio convaleciente logro salir del vehículo que se encontraba totalmente destrozado y busco a su hija quien bajó normalmente, asustada sí, pero físicamente bien, ni un rasguño. Terminaron en el hospital, pero era la hija quien llevó al padre a que lo atendieran, Don Octavio estaba gratamente sorprendido de que con tremendo accidente su hija estuviera totalmente ilesa.

Don Octavio comprendió que  existía una relación extraña entre sus sueños y la realidad, tal parecía que todo lo que soñaba tarde o temprano se cumplía pero al revés, cada detalle inverso. Don Octavio dedicó parte de su tiempo diario a investigar acerca del misterioso mundo de sus sueños.

Por simple calculo matemático dedujo rápidamente que dormía la tercera parte del día y que probablemente llegaría a los setenta años perdiendo veinte años en dormir, su medico lo asumió con gracia y le explico que ese tiempo no estaba perdido porque era imprescindible el dormir para que nuestro cuerpo se recupere del desgaste físico del día. Un fisiólogo le aseguró que tres horas eran más que suficientes para recuperar el desgaste físico del día, pero que el resto del tiempo que empleamos para dormir es tanto o más útil que el empleado para la recuperación orgánica ya que se emplea para soñar y de que ya en el mundo no existe la menor duda de que sin soñar no podríamos vivir. Logro contactar un especialista en sueño quien le explicó que si el dormir es para regenerar el cuerpo, el soñar era para reorganizar el alma. Ordenar nuestra conciencia, le dijo un budista.

La cantidad de información que acumulo durante años aun no le daban respuesta o razón de ser a sus tan extraños sueños, esta vez dedico tiempo a ordenarla y no a recopilarla, pues consideró que ya tenia bastantes teorías y explicaciones de diversas fuentes, ahora era tiempo de sacar conclusiones. Tenia rumas de folios de información dispersas por todo su escritorio, su casa se empezaba a parecer poco a poco a su oficina. La tarea que emprendió duro años, y en los años que pasaban los sueños también seguían siendo una muestra clara de que las supuestas coincidencias tenían una razón de ser. Si bien es cierto, Don Octavio no recordaba a diario todo lo que soñó, no podía, aunque lo intentaba siempre terminaba con la sensación de que había días en que no soñaba, nada más lejos de la verdad, pues por todo lo investigado sabia que a diario soñaba, solo que su inconsciente no se los revelaba en la mañana, probablemente por considerarlos inútiles, mas sus sueños “importantes” si los recordaba con facilidad y una claridad que lo sorprendían, al extremo de hacerlo dudar entre si fueron un sueño o pasaron realmente, claro que la duda se disipaba cuando se  cumplían con su característica: al revés.

Finalmente las conclusiones empezaron a llegar, los años de esfuerzo empezaron a dar frutos. Don Octavio sabia clasificar sus sueños y tenia las herramientas suficientes para analizarlos y darles significados. Primeramente los clasificaba en dos categorías: Las premoniciones y las predicciones. Dos conceptos totalmente distintos, pues las premoniciones eran sueños producto de una deducción de lo que puede suceder basándose en datos o indicios que ya posee, que el inconsciente se encarga de ordenar al detalle y sacar una conclusión de lo que “posiblemente” puede pasar. Estos sueños eran los mas frecuentes y por ende los más fáciles de explicar. En cambio las predicciones en los sueños suponía el conocimiento de lo que sucederá sin nada que justifique dicho conocimiento, estos eran los que Don Octavio aun no terminaba de comprender, eran estos sueños proféticos los que recordaba con suma claridad y nitidez, que no lograba olvidar pues los vivía intensamente. Es en este punto donde sintió que se estancaba. Toda la información, de la fuente que fuesen, concluía en algo similar, pues consideraban imposible hallar el  significado de su origen por más investigación y análisis que se haga. Era considerado por los especialistas simplemente  como un sueño de origen paranormal, por causa de un fenómeno de telepatía, videncia o precognición.

Esto se convirtió para Don Octavio como el eslabón perdido, la argolla que unía toda la cadena y que le daría las explicaciones de tan peculiar “don”. Un buen día hizo un contacto esperanzador, una persona que dedico su vida entera a estos estudios podría darle la explicación que le faltaba, la cita seria al día siguiente.

Esa noche Don Octavio se soñó viejo, lánguido e incluso frustrado, se vio imposibilitado de siquiera poder tomar un vaso con sus propias manos por su avanzada vejez, veía como su hija, ya mayor, le acercaba la comida y lo limpiaba, el estaba totalmente lucido, pero se sentía atrapado en un cuerpo inerte, mandando señales a sus extremidades para cumplir sus labores normales, como levantarse e ir al baño, pero el cuerpo no le respondía, los movimientos  finales eran totalmente a destiempo y torpes, carentes de fuerza, incluso le era difícil comunicarse pues pronunciar una palabra le producía esfuerzo y bastante tiempo. Se sintió desesperar pues nunca había sentido la frustración de no poder ser amo de su propio cuerpo, de no poder explayar lo que pensaba y sentía. Se despertó exaltado por un sueño que terminaba como una pesadilla. Aquel día no había tiempo de analizarlo, pues tenia bastante por hacer, y el solo recordar la cita con tan importante personaje ese día le hicieron olvidar tan feo episodio.

El encuentro se celebró a la hora y lugar pactado, se prolongo más de lo calculado, seis horas después Don Octavio salía rumbo a su casa con la sonrisa impecable en el rostro, al parecer tenia toda la información que necesita y más. Todo para él en ese momento era claro, tanto esfuerzo y dedicación no fueron en vano, ahora podría aprovechar su “don” con un eficiencia del 100%. Había logrado descubrir un secreto que por miles de años la humanidad se preguntaba.

Era necesario que Don Octavio descansara, al llegar a su casa dejo pendientes sus conclusiones finales para el día siguiente y se echo a dormir, concilio el sueño casi instantáneamente, pues fue un día largo y agotador.

Don Octavio nunca mas despertó, aquella noche murió, de la forma más apacible según la autopsia, pues un paro en el sistema respiratorio lo hizo alejarse de la vida poco a poco y sin dolor. Don Octavio murió joven, no llego a viejo, y estaba lejos de sentirse lánguido ni mucho menos frustrado, pues cada cosa por la cual lucho se vio realizada, Aquella ultima noche sucedió exactamente lo contrario a su ultimo sueño.

 

 

  4Comments

  1. Ethel   •  

    el tema de los sueños es súmamente interesante… muy buen cuento =D

  2. Miguel Angel Vásquez Rodríguez   •  

    Buen cuento Claudio!! Bonito final, bonito desarrollo de la historia. Es uno de esos cuentos cálidos y reflexivos, buenos para leer un domingo en la tarde. Me gusta mucho este estilo, es agradable de leer. Me gusta la estructuración también, bonitos detalles en la historia, bien conformada. Tienes que seguir trabajando en las tildes 😉 Un fuerte abrazo primo y sigue adelante.

  3. Arely Calderón   •  

    Clau, me gustó mucho el desarrollo y la secuencia de las escenas que por cierto tenían bien descrito el detalle. El hablar de los sueños y lo que representa siempre es fascinante.

  4. Sylvia   •  

    Que genial Clau! recien lo leo!, me gustó mucho… y es que cuando pensamos tener la respuesta a todo, es que todo vuelve a convertirse en una nueva pregunta. Hasta me dio un poco de escalofrios… éxitos!

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