La Niña – 4ta Parte

“El hombre noble conserva durante toda su vida la ingenuidad e inocencia propias de la infancia.” – Confucio

“Inocente es quien no necesita explicarse.” – Albert Camus

 

 

Su nombre es Aquarella, la conocí una noche fría de agosto, cuando en el silencio de una larga caminata se presentó, como se suelen presentar los niños, alegres, sueltos, confiados… Y allí estábamos, caminando en las solitarias calles de la ciudad, y sin pensarlo me tomó de la mano y en un movimiento felinamente tierno se acurrucó en mi brazo y reposó su cabeza en mi hombro.

Se sentía protegida y segura a mi lado, esa noche, caminamos sin parar hasta la puerta de su casa, en cuyo jardín nos sentamos a conversar mientras jugábamos con el pasto mientras la llovizna formaba innumerables puntos brillantes en sus cabellos. Sus ocurrencias, su acelerada forma de hablar y su risa contagiosa nos condujeron a una conversación informalmente sana, suelta e imaginativa.

– Pregunta subjetiva – le dije -¿Qué contiene la caja?
– ¡Uhh! Llenaría mi caja con paciencia, amor, felicidad, salud ¡harta salud! – Exclamó Aquarella, y retomando el aliento continuó casi como si pudiera recordar lo que contenía esta imaginaria caja – hay comida, hay un antifaz para dormir, una foto de mi familia, un libro de cuentos, una linterna también… una radio y ¡muchos discos para bailar! también algunos disco románticos.
– Que caja tan interesante – le dije mientras ella mantenía la expresión de una niña enamorada – ¿le pondrías algo más?
– Síííííí – contesto presurosa, como esperando tener la oportunidad de agregar algo – ¡muchos dulces!

Aquarella es así, ella aun cree en la magia de la música, en los cuentos de hadas, en esas líneas de luz que viajan por el universo y que solo un corazón limpio puede ver y que algún día la juntará con quien verdaderamente la ame, ella cree en el amor y la fantasía, en las sonrisas que hablan y los ojos que cuentan secretos, ella aun cree que le ganará a este mundo.

Y está dispuesta a correr y a alejarse de todo si es posible hasta ser rescata por un príncipe, porque sí, los príncipes existen repetía dándome golpecitos en el pecho con uno de sus dedos, ella lo sabe, lo siente.

A veces no se reconoce en el espejo, no se siente la mujer que es, o ve en su expresión la de alguna de sus hermanas, la solución fue dejar de importarle el espejo, y concentrarse en el corazón.

– ¿Tú no sales mucho verdad?

– No – contestó como si se avergonzara – pero siempre estoy aquí, a veces me distraigo por estar jugando.

Me divertía mucho, me encantaba abrazarla y sentir su energía pura. Ojala y siempre se mantenga distraída jugando y no pierda aquel sueño de ser grande, en querer cumplir sus más locas e inagotables metas y se mantenga siempre feliz.

La última vez que la vi hicimos un pacto, nos dimos hasta el dedo meñique como señal solemne y prometimos soñar juntos que podíamos volar, pero esta vez iríamos tan alto, pero tan alto que podríamos tocar la luna en lugares cuya existencia ignora hasta la misma luna.

 

 

  3Comments

  1. Miguel Angel Vásquez Rodríguez   •  

    Pero qué bueno!!!! Está linda esta historia, la imagen de la muchacha, creo que lograste transmitir con mucho éxito lo que querias.. lo logré sentir y visualizar… pero qué buen trabajo!!! te felicito Clau!! Muy lindo, muy buena elaboración, claro, expresivo, tierno y sobre todo gráfico como debe ser!!! Un abrazote!!!

    • Jackeline VIlchez Ulloa   •  

      Esa nina me recuerda a mi, a mi hace no muy poco tiempo, la unica diferencia es que ese tiempo transcurrido me mostro el mundo distinto al que creia pero a pesar de ello, nunca perdere las esperanzas de que mis torres de arena por mejorar este mundo funcionen. Saludos Claudio, como ya te dije, me gustan tus cuentos. PD.: Algun dia sere como «La diva» 😀

      • Claudio Morgan   •     Author

        gracias Jackeline, tan linda, nunca dejes de ser una niña, gracias por tus palabras, por leer y estar por aqui, un abrazo

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