Recuerdo – Cuento

Acabas de preguntar si me acuerdo de ti, sin saber siquiera que no ha pasado un día en que no te recuerde, que no ha pasado noche sin soñarte, que no hay olor que no precipite en mí recuerdos inolvidables, que no ha existido paraje hermoso en donde no insista en colocarte mentalmente, que cada vez que timbra el teléfono me empieza la taquicardia y llego a contestar cerca al infarto creyendo que eres tú; que no ha existido rostro comparable al tuyo, ni cuerpo, ni caricias, ni nada. Que no ha existido más que el recuerdo desde aquel 6 de agosto en que decidiste partir.

Te has quedado en silencio, con un gesto interrogante, mientras exprimo los segundo para acordarme de todo lo que hemos vivido juntos tantos años atrás. ¿Que si me acuerdo de ti? Por qué no hacerlo, si fuiste, eres y serás, un motivo de vida maravilloso, si te llevaste años de locuras y me dejaste en rehabilitación de un amor infinito.

Y ahora me has encontrado 10 años después, en este mismo café, donde una tarde de lluvia te vi entrar empapada, sacudiendo el paraguas, exprimiendo tu cartera y con el maquillaje que te caía por el rostro de esa forma tan chistosa. Ni sentarte podías porque no había dónde; y te atreviste a sentarte junto a mí, porque aquel día que más podría salirte mal, si ya todo parecía ser sacado de una fantasiosa película barata. Terminaste justo en la mesa de un barato fumador de premier, de un solitario bebedor de café, encaprichado en leer hasta la última letra de aquel diario prestado. Aquel día se multiplicó, cambió de lugar, pero nunca de esencia, cada día un poco más temprano, hasta el punto en que no pudimos dejar de vernos de sol a sol y de transformar una casualidad en un amor sin fronteras.

No has cambiado nada, estás idéntica, aún con ese gesto interrogante, tus ojos titilan una hermosa danza; y yo he de seguir mirándote fingiendo buscarte entre mis recuerdos, fingiendo que soy capaz de olvidar, fingiendo un gesto impuro, entrecerrando los ojos y llevándome la mano a la barbilla, examinándote centímetro a centímetro sin decir nada; y tu expectante a tan resonante pregunta – si me acuerdo de ti – como si fuera fácil olvidar lo vivido intensamente, como si fuera fácil olvidar mi vida misma. Como si fuera fácil olvidar que por ti fui todo y por ti fui nada, que por ti cruce ríos y montañas, que me adecué paraje a paraje a tu camaleónica forma de vivir el mundo y que cambié todo, dejé todo por ser parte de ti. Como si fuera fácil reconstruir una vida olvidada, esperanzado en que regreses algún día para volvérmela a quitar; y que llegado el momento, hoy, ya frente a mi, solo te atrevas a preguntar: “¿Kike? ¿Te acuerdas de mí?”. He esperado tanto este momento y soñado tanto este encuentro, que sólo intento acumular todo el aire posible, verte directo a los ojos y exhalar un merecido: “NO”.

 

3 diciembre, 2010

  5Comments

  1. Jorge Bustamante   •  

    Muy bueno amigo… Felicitaciones… me gusto mucho… Un abrazo… 😉

    • Claudio Morgan   •     Author

      gracias hombre, que gusto tenerte leyendo por aqui, un abrazo

  2. Sylvia   •  

    Ouch..fulminante, directo, toma mientras.

  3. Eve   •  

    Uno de mis favoritos… Inevitable navegar y hacer una parada por aquí… Adoro y detesto todos los sentimientos que despierta en mi.

Responder a Cecilia Muñoz Arévalo Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *