Separados – Cuento

El

La última vez que la vi estaba, cómo no, apoyada en la mesa, recostando su lindo rostro en su mano. Me reconoció, levantó la mirada y sonrió ante mi euforia al verla. Su rostro seguía igual. Vestía suelta, pantalones oscuros y un polito sin cuello, sin mangas. Creo que pretendía parecer ambigua, a mí me resultaba arrebatadora.

Ella

Canciones, nubes, una gota de lluvia y sueños; las cuatro imágenes me conducen a él. Paseo por la calle y no veo a mis vecinos. Ni al sol, ni los huecos que debería evitar. Oigo aquellas canciones que me recomendó, veo las nubes,  siento la lluvia como abrazos, besos y palabras que, apenas salían de su cuerpo ya estaban entrando en mí, saboreo la vida en cada bocanada de un infaltable aire.

El

Al tirarme a la cama, cierro los ojos y pienso en su perfil. Cuando los abro se refleja en las cuatro paredes que me acorralan. El borde de sus ojos era oscuro; la mirada, verde claro. Bailaba como si fuera de aquel café, ya no hubiese mundo y solo sus pies pudieran crear uno nuevo.

Era la madrugada de un martes cualquiera y aún quedaban cuatro horas para que cualquier mortal fuera a trabajar. Y yo que siento esta ciudad como un bosque de cemento oscuro, distinguí su figura como una chispa de luz que volvió loca mi brújula. Venía, se iba, era inalcanzable.

Ella

No puedo dejar de pensar, que quizá algún día coincidimos no por ello ahora tenemos que reconocernos. Quizá fuera en otro país, en el banco, en un aeropuerto o en la calle nos hemos podido cruzar, no una, si no tantas veces… Incluso tal vez nos empujamos por las prisas, nos pisamos sin querer y nuestras miradas se enfrentaron con desprecio sin saber quiénes somos, quiénes fuimos, quiénes pudimos ser.

Con éste, siempre aparece otro pensamiento: ¿y si nuestro yo más profundo o el alma invisible que aún duerme en nosotros sí se reconocieron? Y que él, ¿por qué no?, piense desde entonces, de alguna manera, en mí.

El

Yo creo que existes, porque de alguna manera te siento en el aire, porque te pienso, porque prefiero creer en el mito. Te nombro y creo un cuento en el que somos los protagonistas, o mejor aún, personajes secundarios que embellecen este largo cuento que está repleto de reencuentros imposibles, donde se unen fantasmas de la memoria y duendes de la ilusión. Has surgido de la nada, pero yo te dibujo en un futuro imaginario. Quisiera que fuéramos dos personas reales encadenadas a un mismo sueño. Porque detrás de tus ojos, presiento más realidad que en las cien miradas y doscientos zapatos que me pisan en una combi.

Ella

A veces creo sentir que me acompaña en la cama. Y no pregunto quién es porque no quiero que ahoguen mi duda.

El

6:15: Hoy me he despertado pensando despertar con ella. Apenas recuerdo nada de anoche. He preferido no pensar en ello y he vuelto a cerrar los ojos. Al abrirlos, horas después, he encontrado como siempre la almohada vacía. De repente he sabido que era ella, pero esta certeza ha durado tres segundos. Los recuerdos etílicos se mezclan con mis sueños y no sabría asegurar cuál de ellos es cierto.

Ella

A veces sueño que lo veo, y cuando él me mira o pretende acercarse, me despierto con una leve sensación de resaca y una poderosa excitación. Hoy, después de levantarme, he leído sus correos, he reído y me he puesto nostálgica. Entonces he visto, en el espejo, lo ridícula que a veces soy. ¿Ya soy grande para nostalgias estúpidas?

El

El otro día fui, busqué y me quedé mirando las pocas fotos que tengo de niño, me pareció reconocer su mirada en la de una de mis compañeras. No era ella, ya lo sé, pero no puedo evitar seguir jugando a recrear su infancia y unirla a la mía. Como queriendo evocar un pasado de hace pocos años y no de los siglos reales que tenemos. Cuando ella aparece, todo es puro instante sin memoria, sin opción a hundirme en falsos recuerdos. Sin embargo, mi imaginación se desborda cuando ella huye y evoca escenas que nunca ocurrieron y que ocurrirán. Todo es tan increíble que a veces me parece verdad.

Ella

Cuando camino por la orilla de una playa, siempre quedo fascinada por el poder de atracción que tiene el agua. La ves pasar y quieres irte con ella, entrar en ella. El paraíso puede que no esté en la otra orilla, pero me encanta pensar que al final está la isla que me dará cobijo cuando quiera vivir un sueño.

El

Hacía tiempo que hay una escena que siempre vuelve a visitarme. No me importa si es real o no. Son tantos sueños y su imagen que me persigue, que me siento y la dibujo. Como un gran artista me inspiro y de repente aparece ella en un papel, dibujada por la tosquedad de mi lápiz.

Ella

Dentro se está mejor, el mundo permanece fuera. Me relajo, olvido, vivo. La niña que sigo siendo es capaz de correr ligera, vuelvo a tener la mirada limpia.

El

No puedo dejar de sonreír al contemplarla. La veo surgir como del agua y siento que, de algún modo, todo ha sido verdad. Nuestra verdad…

  2Comments

  1. Miguel Angel Vásquez Rodríguez   •  

    Bueeeenooo!!!! Aunque un poco Becqueriano, me siguen gustando las construcciones. Muy bueno lo de las cien miradas con doscientos zapatos…!! La construcción de «recuerdos etílicos» muy acertada… Adelante Clau, vamos aprevecha estos días para ragalarnos cosas nuevas!!! Un abrazo!!

  2. laura hammer   •  

    Sin ritmo pero con buenas frases.
    Algunos excesos, pero sabroso.

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